LAS CLAVES DEL ARTE POPULAR
La
conferencia se centrará en el desarrollo del arte popular –que, en mi
definición, incluye el indígena– para
plantear algunas de las cuestiones que configuran el temario del encuentro de
Bogotá. Ubicado en posiciones extremas, el arte popular permite detectar con
claridad situaciones que, relacionadas con la problemática contemporánea, son
aplicables a distintas formas del arte crítico de origen ilustrado.
Uno
de los desafíos más complejos del arte contemporáneo parte del colapso de la
moderna autonomía del arte: removidas las fronteras de un terreno
específicamente estético, el arte se encuentra expuesto, por un lado, al riesgo
del formalismo y el esteticismo light, y, por otro, al peligro de disolverse en
puros conceptos, pragmáticas sociales y disciplinas ajenas. Lo artístico popular
asume esa tensión mediante jugadas contingentes y dispositivos flexibles,
avalados por tradiciones firmes y abiertos con audacia a los retos de tiempos
diversos.
El
arte popular también ofrece, si no salidas, sí indicios posibles para
enfrentar, desde posiciones alternativas y caminos paralelos, otros problemas
del arte actual: la cuestión de la hegemonía y las amenazas de la
folclorización y el exotismo, así como las posibilidades de conservar la
diferencia en un mundo nivelado en clave de mercado.
A propósito de su visita, queremos citar el fragmento de una entrevista que concedió Ticio Escobar a Jorge Fernández, director del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam en 2009.
La entrevista la hemos tomado de Arte Nuevo.
La entrevista la hemos tomado de Arte Nuevo.
Vivimos en un tiempo asustado
Jorge Fernández: Ciertas
tendencias esencialistas dentro de la teoría de la cultura analizan el arte
latinoamericano como un fenómeno homogéneo. ¿Qué piensa de esto?
Ticio Escobar: No creo
que pueda hablarse de una cultura latinoamericana homogénea. Pienso que uno de
los riesgos del pensamiento latinoamericano ha sido sustantivar la
latinoamericanidad, convertirla en una esencia un poco anterior a la historia
misma, que se ha prestado a muchos idealismos y a una concepción un poco cliché
de lo latinoamericano, que ha traducido sus diferencias en pos de una idea, una
historia común, un territorio, un proyecto más o menos homogéneo, etcétera.
Ahora, sí
me parece importante mantener la idea de un arte latinoamericano como un
sentido estratégico, quizás basado en detectar una serie de cuestiones y
problemas comunes, y trabajar a través de eso.
¿Qué
cuestión hay en común? ¿Qué posibilidad de estrategias comunes puede existir en
un momento determinado, cosa que no va tanto a un contenido, a una sustancia o
a esencias, como a un problema? Y, ¿qué problemáticas articulables tiene
América Latina? ¿Qué entre-juego común puede existir como para que a través del
mismo puedan esbozarse estrategias comunes? O sea, a mí me parece que lo
latinoamericano puede ser concebido como un escenario en el cual confluye o se
representa un orden de problemas, o si se quiere, como un recorte estratégico
de una serie de cuestiones.
En última
instancia, el lenguaje, arbitrario como es, permite creaciones; y si nosotros
nos ponemos de acuerdo en que cuando hablamos de lo latinoamericano estamos
hablando de una serie de aspectos y recursos en común, y de una serie de
posibilidades de ponernos de acuerdo en cómo manejar y afrontar determinadas
prácticas y utilizar determinadas tácticas de producción, de sobrevivencia
incluso, de construcción de utopías más o menos cercanas, y de circuitos
colectivos que nos sirvan para potenciar nuestras prácticas de cara a ciertas
manipulaciones centrales, o a cierto descontrol del mercado, etcétera, entonces
me parece absolutamente válido.
Aracy
Amaral, la gran crítica brasilera, se opone a la utilización del término arte
latinoamericano, porque dice que atañe a una serie de mitos de una identidad
esencializada, idealizada, y que de hecho no ha logrado demasiados frutos. Yo
estoy de acuerdo con ella en que no tendría que usarse de manera esencialista,
pero se recalca ese sentido estratégico, a mí me parece válido en cuanto se
aclare que se está designando una pluralidad. Diferencias que en algún momento
se interceptan y se entrecruzan y conforman un ámbito de cuestiones comunes.
Entonces me parece válido y me parece útil seguir usando el término.
JF: ¿Qué
relación existe entre los llamados centros culturales y las nombradas
periferias, un asunto real pero empobrecido por algunas teorizaciones con
enfoques esquemáticos?
TE: Hay
siempre un forcejeo entre culturas. Así como no creo en el arte
latinoamericano, tampoco creo mucho en las artes nacionales porque (sobre todo
en nuestro país, Paraguay, no sé exactamente en Cuba, que tiene otra realidad)
apañan en su interior conflictos que tienen que ver con otras otredades dentro
de una nueva realidad de un nuevo exótico latinoamericano; como una especie de
Frankenstein ante ojos rayban y
plumas en la cabeza. Fascina también al imaginario europeo, que está buscando
siempre el exotismo más radical de los otros.
Hay otro
juego al cual nos prestamos y jugamos, a partir de seducciones y de simulacros:
tiene que ver con un tomar la imagen como con un dar imagen; así reencubre una
serie de mecanismos de mutuas seducciones y mutuas simulaciones. Entonces hay
que ver qué se gana y qué se pierde con cada uno de esos lances. Pero tampoco
nosotros somos los inocentes que estamos violados por la otra cultura. ¡No! Incluso
nosotros, pícaramente, jugamos con una serie de seducciones y de miradas, y con
toda una serie de coqueteos en torno a la imagen que proyectamos y que el otro
necesita.
Asimismo,
subyacen rejuegos entre un arte hegemónico, superhegemónico, y culturas
populares, culturas indígenas y formas de culturas más mediáticas, e incluso
culturas ilustradas que casi pudieran decir que pertenecen más al circuito de
la hegemonía y la dominación que a un circuito de un arte propio de ese país
(en el supuesto caso que fuera acotable “el arte de ese país”, así, en términos
muy tajantes). De modo que el juego entre la metrópoli y los países
periféricos, o las submetrópolis en algunos casos, es de relaciones complejas,
deconstructivas, pero no creo que puedan ser manejadas en forma unilateral.
Pienso
que el arte actual es más una serie de transacciones, negociaciones y escarceos
en torno al sentido, que un juego de luchas por el poder simbólico. Quizás la
lucha por el poder simbólico asuma en muchos de estos casos un juego de
muñequeo, de lances y de batallas menores. En medio de todo ese juego de lances
de ida y vuelta, bastante confusos, se abren posibilidades concretas que tienen
que ver con el espacio que pueden encontrar las otras culturas o los otros
creadores, los creadores concretos; o sea, que para esos creadores muchas veces
sus propios contextos culturales también están constriñendo o siendo adversos a
su posición de artistas, y es que hay posiciones que están jugando en este
caso. Por ejemplo, en Latinoamérica yo creo que Sao Paulo y Buenos Aires actúan
como submetrópolis regionales para ciudades pequeñas dentro del Mercosur, como
Asunción y Montevideo, que dependen de las submetrópolis y que, a su vez,
Asunción, para el interior del país, actúa como submetrópoli de otras
comunidades rurales, o de grupos indígenas en los cuales las sucesivas cadenas
de hegemonías y de juegos hegemónicos y periféricos se van dando también hacia
el interior del propio país; y quizás se vuelve a repetir una serie de
desdoblamientos y de eslabones. Pero eso viene dando una vuelta, no solamente
unilateral, sino que también hay refracciones y hay cruces, necesidades. Muchas
veces la dialéctica del hazme mezclado supone un juego de miradas y una lucha
de reconocimientos por los cuales el otro también se constituye desde la mirada
que intenta cosificarlo. Entonces habría que ver cómo se aseguran espacios a
partir de los cuales ese arte propio pueda jugar con esas intersecciones para
provecho o para mejor expresarse.
JF: A usted
le escuché decir una vez que la cultura era ingrata porque necesitaba profanar
sus mitos para renovarse. ¿Cómo evaluar la transformación que ha tenido, en
esta tardomodernidad, la representación?
TE: Por una
parte está el hecho de que la cultura sí es ingrata, en cierto sentido, porque,
por definición, es bifronte, tanto conserva como recusa. La cultura siempre es
conservadora y es transformadora, si no, no podría actuar como transmisora de
historia, memorias, procesos, si no estaría conservando e incluso custodiando
determinadas formas de tradición. Por otra parte, es ingrata, porque se vuelve
contra sus propias producciones y las devora o las sacrifica. Continuamente
está exigiendo un proceso de renovaciones. Si entendemos que en cierto sentido
la cultura es como un cuerpo de respuestas simbólicas que tienen los grupos
ante historias determinadas, es evidente que a medida que pasan esas historias,
esas respuestas tienen que ser renovadas.
Pero
tampoco tenemos que creer en una cuestión tan funcionalista. La cultura también
va conservando algunas cuestiones aunque sean disfuncionales socialmente y
vayan incomodando al cuerpo social, y son como muchos nudos duros o fibras que
a lo mejor necesitan ser recortadas en otros escenarios, y eso lleva a varios
juegos dentro de la propia cultura, en los cuales no hay simplemente una
respuesta muy lógica a los condicionamientos, sino que hay una serie de
reacomodos simbólicos que tiene muchos tiempos.
En cada
cultura sobreviven los tiempos del rito, tiempo de la memoria, tiempo del mito
y tiempo de lo imaginario, que están como enredándose continuamente, pero
siempre hay un tiempo del sacrificio. La cultura necesariamente sacrifica el
mito, sacrifica ideas, sacrifica conceptos, sacrifica personas continuamente.
Invitación - E
ResponderBorrarSoy brasileño.
Pasei acá leendo , y visitando su blog.
También tengo un, sólo que mucho más simple.
Estoy invitando a visitarme, y si es posible seguir juntos por ellos y con ellos. Siempre me gustó escribir, exponer y compartir mis ideas con las personas, independientemente de su clase Social, Creed Religiosa, Orientación Sexual, o la Etnicidad.
A mí, lo que es nuestro interés el intercambio de ideas, y, pensamientos.
Estoy ahí en mi Simpleton espacio, esperando.
Y yo ya estoy siguiendo tu blog.
Fortaleza, la Paz, Amistad y felicidad
para ti, un abrazo desde Brasil.
www.josemariacosta.com